Lucha contra el hambre en los últimos 50 años
La gran mayoría de las organizaciones que proclaman desaforadamente que a medida que los patrones de consumo y producción continúan evolucionando, se espera que el comercio mundial de productos agrícolas continúe aumentando durante la próxima década, con importantes implicaciones para el alcance y la naturaleza de la seguridad alimentaria en todas las regiones del mundo.
La expansión del comercio agrícola la realizan las empresas tecnificadas, los productores capacitados con reglas claras de los diferentes gobiernos.
La forma de combatir el hambre es “con trabajo” que generan las medianas empresas, los pequeños productores y los productores familiares que son quienes cada día nos ponen el “pan” en la mesa.
Y el desafio de garantizar la eliminación del hambre es potestad de los gobiernos, administrando de forma correcta el patrimonio de cada pueblo.
ESTE DESAFIO HA ESTADO A LA VANGUARDIA DURANTE LOS ULTIMOS 50 AÑOS, Y LOS RESULTADOS ESTAN A LA VISTA
Los gobiernos negocian acuerdos globales sobre el comercio agrícola (con gran desconocimiento) para garantizar la seguridad alimentaria.
Para esto aplican impuestos y regulaciones a las exportaciones, pero esos recursos no benefician a los productores de alimentos y en su mayoría se dilapidan burocráticamente en subsidios a personas o empresas improductivas.
Es imperioso que las Organizaciones Sociales colaboren con los gobiernos para erradicar esos métodos nefastos, como lo hace un pequeño productor cuando pierde la cosecha… Esa es la negociación que tienen que realizar.
Anticipando lo difícil e improbable que esto ocurra, por no aceptar la realidad, que para redistribuir la riqueza primero tenemos que crearla, y como en Caesra Sin Fronteras no sabemos redistribuir la pobreza, y solo por esto, seguiremos reconvirtiendo a nuestras empresas.
Solo ellas siendo libres, podrán cambiar el paradigma de tantos años.
Estamos en condiciones de afirmar con énfasis, que el desarrollo de los productores de alimentos en América Latina lo tienen que hacer las personas, y no los créditos, ni los subsidios.
Los problemas económicos de los productores consisten en la falta de herramientas para eficientizarlos, tecnificarlos, modernizar los procedimientos y las condiciones de comercialización en mercados de alto consumo para que puedan actuar como verdaderos empresarios de alimentos.
Vivimos en la Era de la Incertidumbre. Acechan cisnes negros que de un instante a otro pueden modificar todo. El coronavirus es uno de ellos, llegó para cambiarnos. Y no solo en la vida cotidiana en la que pasamos de un momento a otro a un arresto domiciliario masivo, sino en las costumbres, la organización como sociedad, la economía, la cultura, y todo lo que conocíamos. El mundo no va a ser el mismo. Lo que nos está sucediendo va a modificar al ser humano y su entorno. Y nadie sabe si será para mejor o para peor.
La pandemia afectará desde la forma en que trabajamos para producir alimentos y si los productores ganaran dinero, hasta el funcionamiento de industrias y comercios; desde el significado del tiempo libre hasta el tipo de vivienda que vamos a preferir; desde la discusión de un salario universal hasta el tipo de organización gubernamental.
Se va a acelerar la revolución científica y tecnológica que estamos atravesando?
Habrá que repensar las ideologías y las organizaciones de gobierno? Habrá que determinar si vamos a un tipo de sociedad más participativa o una más autoritaria?
Y si a este cambio puede hacer frente con éxito a la más grave consecuencia de la globalización: la acumulación extraordinaria de riqueza en unas muy pocas manos? Estemos atentos, porque todo lo que nos muestran no es y todo lo que nos informan es por ópticas diferentes o por sistemas interesados.
Nuestra meta final es generar TRABAJO…
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